domingo, 9 de diciembre de 2012

LA ATLANTIDA




Frecuentemente se habla y se cuestiona entre el público si existió o no la Atlántida y de ser así, porque aún hoy, los científicos no han dado oficialmente una respuesta válida y certera de que así fuese sino meras suposiciones, a pesar de que lo han visto en multitud de ocasiones a través de la red de satélites que disponen varios gobiernos, localizando restos reposando en el fondo del Océano, ruinas de construcciones de origen desconocido, se ha podido observar que fueron construidas por una inteligencia, que han hecho pensar que fue la mano del hombre quien lo hizo. Viendo y comprobando que eran edificaciones muy antiguas, valorándolas como restos valiosos de la desaparecida Atlántida.

De este ya e inexistente continente que adormece en el lecho marino sólo se tiene conocimiento por los escritos que dejó Platón, refiriéndose a la  gran Atlantis recordada como una avanzada y floreciente civilización, que en un abrir y cerrar de ojos  fue tragada por las aguas, durmiendo bajo el fondo marino.
Pues bien a decir verdad existió este citado continente que, estaba situado en el Océano Atlántico entre América y Europa, poseía  el polo de cultura más elevado que se ha conocido en la historia de este Planeta. Sus habitantes de tez oscura rojiza se repartían por una geografía óptima, por su clima y su disposición de abrigo entre los grandes continentes que la rodeaban; por el Norte, la  famosa hiperbórea  (Groenlandia) que cerraba paso a los hielos del Norte y por todos sus demás puntos cardinales, tierra que la acolchaba y protegía de cualquier inclemencia.

Se había desarrollada como se ha dicho una civilización fantástica, que en mayor medida se conservaba del vulgo por la casta sacerdotal que era la depositaria del poder, que se le había entregado por los hermanos del espacio, teniendo la precaución de no trasmitirlo, guardándolo celosamente.

 Esta civilización en su primer momento fue instruida por distintas civilizaciones extraterrestres: y digo: ciertamente por hermanos del espacio porque  fueron diversas las culturas que habían contactado con la élite espiritual y cultural de aquella raza y habían establecido unos lazos de cooperación y de ayuda notables. Por aquel entonces este continente estaba vinculado a la Gran Confederación Intergaláctica de pueblos libres y redimidos del mal. Era por tanto frecuente y lógico los platillos volantes que ahora tanto nos asombra verlos circular, entonces lo hacían por sus calles y campos, saber que de aquellos ingenios solo les podía venirles  bendiciones y conocimiento.

Fueron miles de años donde la sabiduría se fue haciendo archivo. Los sagrados templos de aquel pueblo fueron construidos de oro como el de “Poseidón” gran construcción con medidas concebidas de acuerdo a las medidas cósmicas y que contenía una pirámide parecida a la de Keops en Egipto, pero la de esta civilización tan desarrollada estaba cubierta totalmente de oro puro, que a semejanza de un faro luminoso multiplicaba las frecuencias del sol por todo su entorno. Aquel templo y aquella pirámide contenían a su vez un aparato magistral en forma de cristal regalado por los tutores del espacio, que hacia de ojo vigilante de cuanto ocurría en cientos de miles de Km. A través de dicho aparato por medio de la geometría precisa de la gran construcción se atraía la energía cósmica dulcificadora capaz de armonizar las relaciones humanas, las cosechas y la benignidad de un clima tropical que producía bienestar perpetuo.

Podría decirse que este periodo estuvo ocupado por el hombre consciente puesto que nunca antes ni con el periodo de Lemuria ni si quiera hoy se ha conseguido, la dignidad del individuo había alcanzado mayor cota y mejor vibración.

Pero el poder y la magnificencia de aquella sociedad fue pronta codiciada por los pueblos bárbaros ribereños y a media que el tiempo pasaba eran frecuentes las incursiones de los ladrones y piratas insaciables en su deseo de conquista de sus tierras y bienes. Mientras iba degenerándose, desoyendo a los sacerdotes y sabios que hacían llamamientos aquel pueblo que ahora padecía las consecuencias de sus errores. Por otra parte los caudillos, caciques imponían costumbres licenciosas, la degeneración sexual y moral se hacia código de comportamiento en aquellos pobladores que borrachos de desenfreno sólo atendían a los apetitos de sus sentidos.

Todo se estaba perdiendo y ninguna fuerza podía para el mal que cabalgaba a sus anchas  entre los hombres de aquel tiempo. Los extraterrestres retiraron el ojo vigilante de la gran pirámide y pasaron a la invisibilidad, puesto que el Consejo Supremo de la Gran Confederación así se lo ordenó.

Acontecimientos sangrientos y dolorosos debían llegar y sólo lo salvable debía ser salvado en el momento preciso de aniquilamiento y de autodestrucción.

El Gran Maestro de Poseidón hizo marchar a sus emisarios, convoco un concilio entre los Altos Iniciados y las fuerzas fieles a las leyes cósmicas y las siete órdenes esotéricas que gobernaban el mundo y una delegación extraterrestre que representaba a la Gran Confederación Intergaláctica.

Se reunieron todos en la Gran Pirámide, diciendo el Gran Maestre; nuestros astrólogos y Grandes Maestros nos lo  habían anunciado y se ha dado, el proceso de regeneración es imposible. Por lo tanto sometamos a votación nuestros destinos busquemos una salida digna y honrosa para el conocimiento que nos ha sido entregado por nuestros padres y hermanos del espacio.

La gran sala circular reunía a los más venerables ancianos de la sabiduría, todos tenían sus ojos húmedos y llenos de tristeza puesto que debían retirarse a las grutas y ocultar el conocimiento de nuevo, una vez más la llama debía meterse en la oscuridad puesto que el hombre no sabía ni podía asimilar el brillo ni la irradiación de la verdad. 
Parte de los Iniciados  de cada uno de las siete órdenes secretas que gobernaban el proceso espiritual de la humanidad debían marcharse a la entonces colonia comercial de la Atlántida “Egipto” y recomenzar el proceso de reconstrucción espiritual. El resto de los maestros debían introducirse en las ciudades subterráneas del Planeta que se encuentran en el subsuelo de Sudamérica, Tíbet a esperar hasta la era de Acuario con el resto del conocimiento.  Estos fueron los puntos básicos de aquella reunión acompañada de un hecho maravilloso y revelador al despedirse se pusieron todos de pie y levantaron los ojos en lo alto fijándose en el punto focal de la Pirámide de donde colgaba un bastón de oro reluciente, este empezó a dar vueltas, se rodeo de un aura y poco después ese aura se desprendió del bastón y empezó a girar por encima de las cabezas de los reunidos, hasta que se detuvo sobre la de un joven alto y moreno que con los ojos bajos se maravillaba de lo que allí estaba sucediendo, este joven no era otro que “Hermes” y su misión sería la más grande de todos los tiempos.

Terminó la reunión y cada grupo iría a sus respectivos destinos. Todos los rollos y manuscritos así como los instrumentos de alta tecnología cósmica fueron sacados y llevados al reducto interno de la Tierra. Los extraterrestres a su vez  sacaron con sus astronaves parte de los restos que hablaba de la historia del Planeta, codificándolo en ondas  vibracionales que se alojaron en los Sagrados Registros Akásicos.

Las fuerzas antigravitacionales  cesaron dando como consecuencia inmediata la caída de uno de los satélites naturales del planeta que viajaba en una órbita paralela a nuestra luna y lo poco que quedaba de la Atlántida se hundió.

Los pueblos como Grecia, India, Asia  viajaron por medio de sus iniciados y profetas al antiguo Egipto a fin de recibir el conocimiento sagrado que fluía a través de Hermes, que en sus manuscritos tenía el conocimiento del saber de la alquimia, astrología, moral histórico y cosmogónico, que la mente humana era capaz de concebir.

Hubo un tiempo que el antiguo Egipto iluminó como faro incandescente a toda la humanidad, este Hermes fue llamado “Trismegisto” el Tres Veces Grande y adorado como el Dios Thot en esa cultura y en Grecia como Hermes. La mayoría de sus tratados y escritos se perdieron en los incendios de la Biblioteca de Alejandría, pero es tan cierto que solo se quemaron las copias puesto que los auténticos están en los reductos de la Gran Pirámide de Keops así como yace oculto el sincronizador u ojo cósmico que cubría la piedra angular de la Gran Pirámide que es, de la misma estructura que en su día brilló  la Pirámide Sagrada de Poseidón.
Algunos libros de Hermes han llegado a nuestras manos como es Kibalión, Poimandres, Asclepios y La Llave, llenando la mente de los sabios buscadores y otros tantos luchadores de la ignorancia.

 Muchos os preguntaréis pues como ha podido suceder que una civilización tan evolucionada y tutelada por los seres cósmicos se haya degradado tanto como para llegar a este fin.
Bien os diré que por encima de todo prevalece el libre albedrío del individuo  y como tal puede escoger lo que debe y lo que no debe, en él está en ser una cosa u otra. Esta es su elección.
 El Hermano Superior no impone sino que ofrece, aconseja y ayuda; pero el hombre no se deja aconsejar ni ayudar, escoge siempre caminos pedregosos llenos de zarzas, enredándose y obligándose a sufrir una larga y agotadora caminata. Así es el camino de la evolución en el ser humano, donde hay periodos de crecimiento y decrecimiento, cuando esta última se impone debe de dar paso a otra civilización, con nuevos valores y nueva linfa para dar fruto hermoso y sano que tenga como punto de arranque la perfección.



Paz  Jacobo